Por lo general los silencios tienen más significados que todo lo que podemos llegar a decir. Callamos lo que en realidad queremos gritar, porque sabemos que cualquier exceso de palabreríos sería suficiente para arruinarlo todo.
Así, por más espontáneas que parezcan las miles de conversaciones, la mayoría de nuestras intenciones, no quedan instantáneamente al descubierto. No somos falsos, o tal vez un poco. Sólo intentamos preservar nuestro interior, para evitar hacernos daño solos.
Tal vez esto sea esto parte de la madurez emocional? O es sólo el comienzo de la protección del ego, que alguna vez ha sido perjudicado por otros seres a los que no alcanzamos importar? Palabras menos que decimos, aunque son percibidas al fin y al cabo, a través de las miles de intenciones expresadas con otras señales.
