Dudo poder tener mucho más de lo que tengo, lo considero suficiente para
admitir mi plenitud. En verdad los momentos más sublimes me han
invadido (aunque esporádicamente) sorprendiéndome del modo más grato.
En algún momento he creído que nada me faltaba,
hasta que he podido notar que siempre habrá algo más, pero lo que hoy
tengo no es mucho menos. Yo no he dejado de esperar porque haya sufrido, ni porque me haya decepcionado (aunque debo reconocer que he sufrido y me he decepcionado).
He dejado de mantenerme expectante y de magnificar las cosas, los hechos y las personas cuando me he dado cuenta finalmente, que lo que menos creía que necesitaba, ha resultado ser lo más valioso que ha llegado a mi vida.