La sorpresiva manera en que ha llegado la frialdad de mi mirada y la forma inaudita en que todo lo que pudieran decir me tiene sin cuidado. Mi capacidad de reacción se ha marchado y al ahondar en mis pensamientos descubro que detrás de la efusividad de mis días, se ocultan las noches sin estrellas. No ha vuelto a mí la sensación placentera de amar.
No pretendo tener al mundo en mis manos, sólo quiero encontrarme sonriendo con motivos verdaderos y no con la sonrisa escurridiza que perdura algunos momentos, detrás de la que suele camuflarse un par de lágrimas que aunque no se vean, con éxito van ganando la batalla a mi autosuficiencia.
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