Basta, ya no quiero ser quien se oculta en la inmensidad de esta cama fría, en la que despierto temblorosa y asustada, cuando entre sueños se presenta el miedo vestido de monstruo.
Por más que sonría e intente de día alejarlo de mí, rodeándome de lo que amo, mis pensamientos pesimistas se ocultan en mi inconsciente y atacan por las noches. Me rugen, me corren, me espantan; y así me atrapan, con mis manos sudadas, con mi voz temblorosa que quiebra, de vez en cuando, en llanto. Ven y llévate mis miedos.
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